El Atlético de Madrid tiró de casta y corazón para ponerle las cosas difíciles a un Real Madrid que ya perdía por 2-0 en los primeros veinte minutos. Un gol blanco en los instantes finales de la primera parte mandó al limbo esa ilusión de remontar en la que tanto se había pensado (y casi se logra) durante la última semana.
El Vicente Calderón vivió su última noche europea a lo grande, viendo a un Atleti guerrero, en un derbi y en unas semifinales de Champions League.
Ni el diluvio que cayó en los últimos minutos del partido pudo callar a las cincuenta mil almas que no pararon de gritar y animar a su equipo antes, durante y un buen rato después tras el pitido final. A nadie le importó calarse hasta los huesos para enseñar lo que se siente con el Atlético de Madrid.
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Fotografías: Tania Delgado y Alvaro Moreno